Corroborando la actividad intensa que se da en la Argentina y en toda Latinoamérica en el campo de la fotografía, Arte al Día y La Nación organizaron del 19 al 22 de octubre la primera feria de galerías de fotografía en Latinoamérica en el Palais de Glace, en Buenos Aires. Este espacio que se inició como una pista de ski sobre hielo, como su nombre lo indica, se transformó con el tiempo en uno de los espacios de arte más activos y frecuentados. El predio de extensión amigable, de cómodo recorrido, fue cuidadosamente diseñado en espacios francos para la ocasión. El público consistió, en su mayor parte, de gente activamente involucrada en la fotografía desde la ejecución, la crítica, la curaduría o el coleccionismo. Por primera vez, los interesados directos de esta disciplina se encontraron localmente bajo el mismo techo. Este recorrer entre pares, intercambiando impresiones, creo una atmósfera simpática y distendida.
Punctum de Perú, Arte Clave de Venezuela, KBK Arte Contemporáneo, Kunsthaus y Grisell Villasana de México, Alejandra von Hartz y la galería Karpio Facchini de los Estados Unidos y la galería Isabel Aninat de Chile fueron los espacios extranjeros que tomaron parte. La Argentina estuvo representada por Ruth Benzacar, Alberto Sendros, Daniel Abate, Braga Menéndez Arte Contemporáneo, Del Infinito Arte, Praxis International Art, Arcimboldo Galería de Arte, Arte x Arte, Daniel Maman, Arkis Galería de Arte, Vasari, GV Consultoría en Arte, 180º Arte Contemporáneo, Arte Fotográfico Contemporáneo, Fundación Klemm, Sonoridad Amarilla y la Fundación Luz Austral.
La fotografía se ha transformado en los últimos años en la disciplina artística más ejercida, tanto por profesionales como por amateurs. Cámaras fotográficas de manejo cada vez más sencillo y de cualidades técnicas de gran refinamiento promueven y acompañan esta evolución. Pero ni la facilidad en el manejo, ni la técnica, suplen el talento, la percepción y el ojo instruido del operador de la máquina. La producción cuantitativa no es garantía de calidad. Es en este campo de reflexión y de análisis donde se instala el valor de esta feria, a la vez que pone en relevancia la obra fotográfica como producto comercial digno de tener en cuenta a la hora de comprar una obra de arte.
Como era de esperar, las obras exhibidas iban desde tomas directas con cámaras analógicas en blanco y negro, a la fotografía digital, a través de impresiones intervenidas o no. Se vieron desde los tonos más sutiles a los colores más intensos, captados por el lente, digitalizados, o pintados por el autor. Si algo quedó en claro en esta feria, una vez más, es que al margen de la técnica, los temas, o de los distintos soportes, cuando de fotografía se trata la imagen en si misma no se sostiene, por buena que sea, sin una presentación extremadamente cuidadosa de la misma. Condición que se dio ampliamente.
Dos muestras curadas fuera del ámbito de las galerías rindieron homenaje a grandes artistas: una a Alejandro Apóstol, quien nación en 1969 en Venezuela. Este artista vive y trabaja entre Caracas y Madrid; la segunda a Anne Marie Heinrich, quien nación en Alemania en 1912 y murió recientemente en Buenos Aires. En el excelente catálogo que se editó para esta muestra, un texto de Julio Sánchez analiza la obra de Apóstol, y otro de Victoria Verlichak analiza la de Heinrich.
A los espacios de exposición se agregaron un auditorio en el cual se discutieron temas centrales a la fotografía y al coleccionismo de la misma, un bar y un sector VIP donde llevar a cabo entrevistas, transacciones comerciales, o para descansar del ir y venir activo y social de la feria.
Para muchos artistas fotógrafos, la fotografía es un medio que va más allá de mostrar escenas o temas de manera acotada. Puede convertirse en un proyecto a largo plazo que se traduce en series o portfolios. O sea, en ensayos visuales en los que el artista eligió trabajar por adelantado a conciencia, o que reconoce cuando estudia el resultado de lo que ha estado sacando al azar. Estos ensayos, inspirados en hondas preocupaciones estéticas, históricas, psicoanalíticas o sociales, dan por resultado obras de gran interés como los stills de video de Sebastiano Mauri en Braga Menéndez, los autorretratos de Flavia Da Rin en Ruth Benzacar, la Antigua Sastrería Martinez de Cynthia Soto de la galería Karpio + Facchini de Miami, La caída del sistema de Charly Nijensohn en la galería Maman o los trabajos de Elda Harrington y Alejandro Montes de Oca en Arkis.
Una instalación fotográfica de Eduardo Costa en la galería Alejandra von Hartz pone en relevancia la posibilidad de jugar con imágenes y situaciones, lejos de la instantánea, primera función de la fotografía histórica.
Los temas tratados en forma explícita o parcial demuestran que la mirada del autor define la trascendencia de lo que este elige representar, más allá de la importancia social o estética que estos tengan: como este enfoca, desgajando de un entorno un detalle: - autorretratos de Marga Pels, Metrópolis de Rosa Revsin en Arcimboldo, Celina Saubidet en Isabel Aninat, Lata de sardinas de Manuel Navarro en Sonoridad Amarilla - como enfoca una escena poniendo en relieve una atmósfera determinada que pudo pasar desapercibida a otros espectadores: -un paisaje de Nacho Iasparra en KBK Arte Contemporáneo, Paisajes involuntarios II de Matilde Marín en Del Infinito, Territorios convergentes #31 de Lalla Essaydi (Marruecos) en Alejandra von Hartz-. No quedan dudas de que este nuevo emprendimiento puesto en marcha por Diego Costa Peuser, editor de Arte al Día y gran impulsor del acercamiento del público a la obra de arte, acompañado por la colaboración, el apoyo y la difusión de La Nación, el periódico argentino de larga e ilustre trayectoria, es una necesidad vital para una de las disciplinas de arte contemporáneo más expresiva y articulada.
|
|