El lunes 6 de marzo concluyó la cuarta muestra de Merrill Lynch arteaméricas, posiblemente la feria más importante de arte latinoamericano del momento. Se contaban 50 galerías influyentes de 18 países del continente y el mundo, presentando obras de más de 200 artistas conocidos y emergentes.
Además del patrocinio fuerte de Merrill Lynch, la feria cuenta con otros auspiciantes que incluyen a The Miami Herald, El Nuevo Herald, Fedex, Bacardi, Miami-Dade College y American Airlines. La iniciativa de arteaméricas atrajo a importantes expositores locales como El Museo del Barrio, el Museo de Arte Latinoamericano (MoLAA), Museo de Arte Contemporáneo (MoCA), Miami Arte Museum (MAM), Miami Art Central (MAC), y fundaciones de prestigio local como la Cisneros y la Colección de la familia Rubell.
Arteaméricas 2006 va bien. La exposición exhibe pintura, escultura, fotografía, instalación y video con precios que fluctúan entre $ 2.000 y más de un millón de dólares. Hablo de una feria boutique, user-friendly, confortable, con un criterio de admisión robusto, que valora calidad sobre cantidad (este año veinte galerías quedaron en lista de espera). Por otra parte, si se mide la calidad con Art Basel Miami Beach, notamos que diez de las galerías de arteaméricas 2006 estuvieron en Art Basel 2005.
Este año contó con una variada programación. La serie de paneles auspiciados por la revista Arte al Día International y su editor Diego Costa-Peuser, así como el Miami-Dade College, incluyó a críticos, coleccionistas, directores de museos y curadores. Ha de sumársele la noche para coleccionistas jóvenes en coordinación con nuevas organizaciones que apoyan el arte latinoamericano, y la muestra de arte local contemporáneo emergente curado por Milagros Bello.
Creo que esta fue una feria de plante moderno en el mejor sentido de la palabra. No de la primera ola de los Abela, Orozco, Figari, o Rego Monteiro. Ni siquiera los Siqueiros, Peláez, Lam o Torres García (que son más conocidos). Hablo de la generación de León Ferrari, Hilda López, Gerzso, Carlos Cruz-Diez, la recién descubierta Carmen Herrera y otros menos sonados por acá, como el uruguayo José Gurvich o el concretista Julio Alpuy.
Al paso de una rápida caminata con papel y lápiz en la mano, comento los siguientes espacios:
Brito Cimino de Brasil trajo a artistas jóvenes de peso: la obra conceptual e hiperbólica de Leirner, el hermetismo de un Senise, o las visiones antisépticas de Ana María Tavares. Me llamaron la atención las sensuales y reveladores mujercitas lloronas de Martín de Girolamo, presentadas por Ruth Benzacar de Buenos Aires.
Fernando Pradilla es una galería de España con un proyecto de foto interesante, por el argentino Marcos López y el mexicano Víctor Rodríguez -aunque no soy adicto a las estridencias mímicas de Juan Francisco Casas.
La galería Thomas Cohn de San Pablo, Brasil, siempre vuelve con algo interesante. Esta vez trajo las obras recónditas de Oscar Oiwa. Los Bedias grises de la pared exterior eran sin duda imponentes. Pero tantos Bedias y tantos Kchos en cada pared de la feria pueden ser agotadores.
Alejandra Von Hartz Fine Arts va escalando. Disfruté las obras de Pablo Siquier, Danilo Dueñas y sobre todo las esculturas/paredes de acero con geometrías en colores primarios de la artista argentina Susana Lescano (la cual firmó su nuevo libro en este marco).
Buena selección de la galería Lyle O. Reitzel con la fábula del hombre lobo de Eleomar Puente; el malecón ficticio de Gustavo Acosta; pero, sobre todo, los perros hambrientos de García-Cordero. Por otra parte, buen contraste de corporeidad colorida entre las fotos de Carlos Betancourt y de Cecilia Paredes, en Diana Lowenstein Fine Arts.
Hay que hablar del proyecto experimental de curaduría de Milagros Bello para arteaméricas. Tenía vuelo, en particular las obras de Nina Dotti, Andrés Michelena y Julián Navarro; pero no para ser mostradas (hablo de algunas), en estado "flotante". La próxima vez debería asignárseles un espacio particular y homogéneo en el suelo del recinto.
La presentación curatorial de Praxis de México me pareció aburrida (salvo Hugo Lugo que sí vacilo). Lo mismo con Praxis Internacional Art (salvo los Torres Llorca). Entre paréntesis (con todo respeto al artista colombiano), un día tendría que hacerse una instalación titulada, "No más Boteros". En su lugar preferiría ver más obras de Vicente do Rego Monteiro.
La Galería Sur vino con obras fuertes de la generación concreta, en particular los trabajos de Marcelo Legrand, Costigliolo, Pavlotzky y Cardozo entre otros. Siempre una buena oportunidad de ver buen arte. Sensible la muestra de Jesús Soto y Carlos Cruz Diez, en Durban Segnini de Venezuela/Miami.
En poco tiempo, la galería Kunsthaus Santa Fe, México, ha hecho muestras efectivas acá en Miami, en particular la delicada bordadura conceptual de Tania Candíani (Ana Quiroz no se queda atrás).
Aunque Viota de Puerto Rico tenía la obra de Melquiades Rosario Sastre (que es un loco encantador con la madera), la curadoría me pareció regada (ojo con Carlos Cancio que va bien). ¿Por qué no establecer puntos de tensión que hablen de concepto y de forma?
A la detallada obra de María Carmen Carrillo en la Hardcore Arte Contemporáneo (Venezuela), merece prestársele atención. Alonso Art es un nuevo espacio en la feria con una propuesta conceptual interesante. Destacaban los Iraola y la nueva obra del ex-Carpintero Alexandre Arrechea (ojo con ese muchacho).
Con cuatro años de crecimiento lento y continuo, arteaméricas se ha ganado su espacio. Aunque el próximo evento en el 2007 no será en el recinto del Centro de Convenciones en Coconut Grove, cuando éste desaparezca bajo el peso de la especulación de la industria de bienes raíces de Miami. Para el 2007, arteaméricas se muda al Centro de Convenciones de Miami Beach, exactamente en el mismo recinto que ocupa Art Miami y Art Basel Miami Beach. La movida puede ser favorable, pues lleva una feria casi madura al epicentro del arte de la ciudad, haciéndola asequible a un público anglo que podría no viajar hasta el sur de Miami. Arteaméricas ha demostrado ser una buena fórmula. Nada fácil para una ciudad multicultural, que, aunque fragmentada, da cohesión a esa mezcla única de argentinos, brasileños, cubanos, mexicanos, colombianos, nicaragüenses, puertorriqueños, peruanos, venezolanos y latinoamericanos de todas partes. * Crítico del New Times, Sun Post y Nuevo Herald de Miami.
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